sábado, 20 de octubre de 2012

Muere otro día (Bond 20)



Voilà, la ida de olla de la era Brosnan. Como película es regulera, pero solo por las ganas que le ponen al hacer escenas de acción imposibles, merece la pena verla. Una buena despedida para Brosnan de 007, a pesar de las críticas negativas que tiene esta cinta. A mí no me parece tan terrible.


Bond está investigando una venta ilegal de armas en Corea del Norte cuando la misión se complica y acaba retenido ¡14 meses! en el país asiatico debido a que alguien le traiciona desde el servicio secreto británico. Tras ser liberado, no cuenta con el apoyo del propio MI6 y tiene que zanjar cuentas pendientes por libre.


Una vez más, Bond se torna algo más oscuro. aunque en este caso deberíamos decir gris, porque no llegamos a encontrarnos el dramatismo de las películas del infravalorado (incluso por mí) Dalton o las tramas complejas del Bond actual (Daniel Craig). Ver a Bond en apuros tan serios como ser torturado en Corea no es algo habitual, así que un aplauso nuevamente a los responsables de la saga por dar ese algo más para no aburrir al espectador repitiendo siempre lo mismo, que ya son 20 películas. Y por cierto, en un momento dado se hace referencia al número de pelis Bond mientras 007 repasa algunos de los inventos de la división Q que emplearon sus predecesores (como la mochila propulsora, por ejemplo).


Lo dicho, que la película en realidad es una locura inverosímil, con esas terapias de sustitución de ADN, ese agente secreto capaz de parar el ritmo cardíaco a voluntad, rayos solares mortales concentrados con un satélite cual lupa derretidora de hormigas y demás lindezas, pero aún así entretiene bastante. No es como para darle una pistola de oro, así que tendrá que conformarse con una licencia para matar. Hoy terminamos con Brosnan, pero mañana saludaremos a Craig, el Bond más realista y actual.




VALORACIÓN 007: Licencia para matar (pero con pistolas de oro)


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