lunes, 5 de noviembre de 2012

Leprechaun



Leprechaun, o "La noche del duende" en España (por una vez no han cambiado demasiado el significado del título) es una de esas películas que descubrí por accidente una tarde que no tenía nada que hacer. Y resulta que tiene 7 partes y se prepara un remake para el año que viene, guau. Pero aquí hablaremos solo de la primera entrega, la original. No por nada en concreto, sino porque tengo todas pendientes y no consigo encontrar la segunda. Una tragedia, porque me encanta el cine cutre.

Pero vamos a lo que vamos, que para algo está aquí puesta la etiqueta de "Película destripada", ¿no os parece? Un hombre regresa a casa tras robarle el oro a un duende en Irlanda. Mal hecho, no hay que abusar de los que son más pequeños que uno, y menos si tienen poderes sobrenaturales y una mala leche de cuidado. Es por eso que el duende viaja oculto en la maleta del ladrón y le da matarile a su señora. El ladrón logra encerrar al leprechaun en una caja e incluso sobrevive, pero malamente. Diez años después, la casa se pone en venta y van a parar a ella nuestra amiga Aniston y su padre, que junto con tres pintores que hacen de todo menos pintar la casa, son el elenco de esta chufa.


Los tres pintores son: un buenorro que quedará herido y no hará nada útil, un niño pequeño que en realidad es quien lleva las riendas de la empresa y un hombretón tan obeso como tonto. Mientras chico y chica de buen ver se dedican a pintarse el cuerpo en lugar de las paredes, el niño y el tonto descubren el oro del duende. Para hacer la gracia completa, Ozzie el tontorrón, libera al duende por accidente. Para echarse unas risas.


A partir de aquí empieza la matanza, ya que el leprechaun se carga tanto a anticuarios como a policías de formas tan asquerosas como absurdas. A saber, botando sobre el pecho del primero con un saltador o arrancándole la cara a pellizcos al segundo. El padre de la Aniston lleva en fuera de juego desde la primera media hora, por un mordisco del duende. ¿A quién se le ocurre meter la mano en un tronco de árbol del que salen ruidos raros? Pues al único personaje que podría haber arreglado el asunto llamando a la policía cuando se pusieran las cosas feas. Pero si papá hubiera estado en casa, la película habría durado 5 minutos porque el duende habría muerto de una patada en la boca y listo, y eso no puede ser.


Total, que los tres pintores que no pintan nada y la pobre chica se quedan de noche aislados en la casa a merced del duende. Éste les hará unas cuantas putadillas, como acariciarles la mejilla por el teléfono o agarrarle los huevos al pintor macizo (dios, es malvado). a cambio, los chavales le regalarán unos cuantos tiros de escopeta, que no servirán de nada. ¿Por qué? Porque el duende es inmune a las balas, pero no a los tréboles de cuatro hojas. Al final le meterán un trébol por la garganta, y el leprechaun se derretirá como una vela negra de la bruja Lola. Pero claro, prometerá venganza mientras se hace caquita, cosa que cumplirá en las seis secuelas por lo visto.


El duende es interpretado por Warwick Davis, a quien muchos frikazos como un servidor conocerán como el eterno Willow. Y la chica de esta película es nada más y nada menos que Jennifer Aniston en uno de sus primeros papeles. No es algo nuevo ver debutar a grandes estrellas en filmes tirando a cutrecillos en los ochenta y noventa, como ya veremos en entradas posteriores. Solo daré una pista, empieza por "J", y termina por "ohnny Deep". Pero volviendo a Aniston, ya desde esta peli apuntaba a sex simbol:


Una película buena, si sabes a lo que vas cuando decides llenar un bol de palomitas y plantarte delante de la tele. Es pariente lejana de "El muñeco diabólico" por el concepto de inmatabilidad. Si consigo ver la segunda parte prometo dedicarle una entrada a la saga entera, pero solo los duendes irlandeses sabrán cuando ocurrirá eso.


VALORACIÓN: Buena

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