lunes, 16 de diciembre de 2013

Nameless Gangster



El cine surcoreano es durillo de ver, lo reconozco. Suelen ser películas excesivamente largas, me pierdo con los nombres, tienen un sentido del humor muy peculiar y, pese a parecer racista... suelo confundir las caras de los personajes. Lo siento pero es verdad, me pasa. Lo bueno es que poco a poco me pasa menos. Me he ido curtiendo en esta clase de cine. Y he de decir que "Nameless Gangster" es una muy buena película, que supera con creces a muchas americanadas pretenciosas.


La historia es simple y a la vez compleja. Un agente de aduana portuaria un poco corrupto encuentra un alijo de droga en uno de los contenedores que llegan a puerto. Decide ponerse en contacto con un gangster de la zona, que resulta ser sobrino suyo. A partir de ahí, comenzará su escalada en el mundo de la mafia, donde la familia es lo más importante.Siempre que no interfiera en los negocios claro.


Una película contundente, con esos toques cómicos tan fuera de lugar pero a los que uno se acaba acostumbrando con el cine dramatico surcoreano. Pienso que para disfrutarla hace falta tener ya cierta experiencia con el género, así que quien avisa no es traidor. A los novatos seguro que les parece un batiburrillo caótico.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Plan de escape



Por Stallone y Schwarzenegger se nota que ya van pasando los años, pero he de admitir que esta película supuso una grata sorpresa. Mantiene toda la esencia de las películas de acción de los ochenta que hicieron saltar a la fama a estos dos tipos, así que no me decepcionó en absoluto. Y además, el malo de la función es Jim Caviezel, a quien un servidor está acostumbrado a ver en "Person of Interest" como el hombre que todo lo arregla y héroe de la función, el Sr. Reese.


Stallone se dedica a fugarse de cárceles para comprobar su seguridad, un trabajo un tanto peculiar. Éstas habilidades llaman la atención de los responsables de una cárcel de última generación, que quieren comprobar hasta qué punto su prisión es inexpugnable. Pero el verdadero motivo de encerrar ahí al protagonista parece ser otro. El argumento os recordará a la serie "Prison Break", pero a quién le importa visto el genial resultado.


Además de unas dosis de acción controladas, no faltan los toques de humor. Yo no soy un tío que se suela reír en el cine, pero tengo que reconocer que con esta peícula lo hice no una, sino dos veces. Digna de ver aunque solo sea una vez, si te va este rollo. Cumple lo que promete, que no es poco.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Torok el troll (o Harry Potter y el misterio de la gorra del Betis)



"Torok el troll", esa pequeña ida de olla escondida entre el batiburrillo ochentero de películas de monigotes pintorescos. En el círculo vicioso de plagios y homenajes ya no sabe uno si fue antes el huevo, la gallina o el troll, pero el caso es que esta película existe con sus marionetas, sus bailes absurdos y su gorra del Betis, y es imprescindible que aparezca en la sección de "Películas destripadas".

La historia es un poco mierdera, no nos engañemos. Un malvado troll aparece en un bloque de pisos y se dedica a convertir a todos los inquilinos en... bosques llenos de minitrolls (olé). Pero un jovenzuelo luchará para desbaratar sus planes con la ayuda de una bruja buena, que oh casualidades de la vida, vive en el piso de arriba. La cosa promete.


La película empieza con la familia Potter, que acaba de mudarse y está metiendo los trastos en casa. Tenemos al hijo, a la hija, a la madre... ¿qué nos falta? Pues un padre, evidentemente. Pero no un padre normal, no señor. El padre es un bético de los pies a la cabeza, y da fe de ello con un sombrerito del Betis que aparece en pantalla prácticamente el mismo tiempo de metraje que el troll que da título a la película. Para rizar el rizo, el nombre del individuo es Harry, así que las sospechas se confirman: Harry Potter es del Betis.

Esta es una de esas cosas por las que merece la pena frotarse los ojos para comprobar si es real.

Tras el impacto que supone la gorrilla er beti que me lleva el artista, pasamos a ver como el troll, un cruel palangana, secuestra a la hija de los Potter y adopta su forma. Ya tiene la tapadera perfecta, es la hija de un bético americano. Tras la transformación, sube a casa y se pone como una cerda comiendo hamburguesas del "Rata burguer". Se supone que el nombre del establecimiento hamburguesísitico es una gracieta del cachondo del padre, pero como no sabemos el nombre de verdad, con ratamburguesa se va a quedar la comida de la niña.


Y ahora es cuando llega una escena que no podría ser más surrealista ni aunque Lars Von Trier la hubiera rodado: la presentación de los frikivecinos que morirán uno a uno. La niña se vuelve loca de lo rica que está la ratamburguesa y echa a correr por todo el edificio. La alarma contra incendios se activa y empieza a dar la murga. El hermano y la madre tratan de capturar a la niña. Y el padre... bueno, el padre sale con su gorra al rellano de la escalera a conocer a los vecinos y recibir golpes. Todo muy digno de ver.


Una vez que pasa todo esto el hermano (o Harry Potter Jr.) empieza sospechar que su hermana no está bien de la chola y la trata con recelo. El troll, que es muy cabrón, se dedica a acojonar al chiquillo quien a estas alturas debemos decir que es el chaval de "La historia Interminable", que se ve que le gusta codearse con criaturicas ochenteras. Los vecinos van cayendo en las redes de Torok uno a uno, transformandose en capullos. Osea, no me malinterpretéis. Capullos son todos en esta película, me refiero a que el troll los pincha con un anillo mágico de caja de cereales y se transforman en una especie de crisálidas, o capullos o pepinos peludos gigantes. Pero el caso es que después hacen pop, y brotan de su interior un montón de plantas y trolls. Y a esos trolls les da por cantar, toma ya.

A este ya se le está poniendo cara de pepino gigante.

El mozuelo se dedica a ver que trama su hermana con tanta visita vecinal intempestiva, y va a parar al piso de la bruja. No sabemos bien el porqué, pero el guionista pensó que una buena forma de iniciar la relación entre el joven y la bruja era el siguiente diálogo:

"- Hola, estoy buscando a mi hermana, ¿está aquí?
 - Pues no, aquí no está.
 - Ah vale, pues... ¿puedo entrar a vomitar a su cuarto de baño?
 - Claro hombre, faltaría más"

Olé, olé y olé. Señoría, nada más que añadir.


El caso es que una vez se alían el chico y la bruja (y la inútil seta que parece que canta y habla pero en realidad es más inútil que un pisapapeles), hay que derrotar al troll con lanzas y otras armas medievales que toda señora tiene en su casa. Pero antes de llegar al desenlace, tenemos que volver a Harry Bético Potter. Al igual que en muchas otras películas, los padres del niño protagonista tienen por regla general no hacerle ni puto caso al vástago hasta que ya es demasiado tarde y se han merendado hasta al cartero. Ésta no es una excepción, así que mientras el muchacho investiga, Harry Potter Senior se pone un discazo de rock y empieza a bailar en el salón como un drogadicto degenerado. Bravo.

Al final todo sale bien para los Potter: no se comen a nadie, la niña es rescatada y la gorra del Betis queda intacta. En cuanto a los vecinos... bueno, a los vecinos que les den.

Mientras se haya salvado la gorrilla del betis, todo lo demás no importa.

Ya sabemos que "Troll 2" ni es segunda parte, ni tiene trolls, ni ná de ná. Pero de algún sitio tenía que venir eso de cascarle un 2 al título con dos cojones y un palito. Esta cinta ochentera es la culpable involuntaria de la gran parida que ya comentamos AQUÍ, pero quien ha visto ambas películas sabe que se parecen tanto entre sí como el Michael Jackson joven y el Michael Jackson adulto. Tendrán el mismo nombre, pero no nos intentes colar que son lo mismo.

Pero resumiendo, si te va el cine ochentero tipo gremlins o critters, esta película no puede faltar en los archivos de tu mente. Y viva er Betis!!

viernes, 6 de diciembre de 2013

El irlandés (The Guard)




Yo no voy a decir que tenga un buen gusto a la hora de elegir películas. Prueba de ello es la sesión de cutrez del mes pasado. Pero creo que sí estoy en condiciones de afirmar que tengo un gusto excelente conmigo mismo a la hora de elegir películas que me van a gustar sin tener información previa. Jamás me he llevado una decepción con una película que realmente tuviera ganas de ver y nunca me he sentido estafado en el cine porque solo voy cuando algo realmente me interesa (y a veces, hasta solito). Y ese fue el caso de "El irlandés". No sé que puñetas tenía el cartel, no sé que vería en el trailer... pero desde el primer momento supe que me iba a encantar. Tuve la intención de ir al cine a verla, pero al final no pudo ser. No obstante, eso acrecentó mi alegría cuando hace unas semanas me encontré por sorpresa con ella en Canal +. No me quedó más remedio que hincarle el diente con mucho gusto.


Durante la cinta seguimos las andanzas de un policía local irlandés, que desempeña sus funciones con cierto relajo pero sin perder detalle de nada. Si añadimos que es un alcohólico y un putero empedernido, la cosa se va animando. Pero llega el día en que tiene que ponerse serio para ayudar a un agente de la CIA a detener a unos traficantes de droga que utilizan el puerto de su ciudad como punto de carga.


Ese humor sutil, esa seriedad a ratos, ese grandioso Brendan Gleeson... Es una película digna de ver, y más si le tienes ganas. Ironía, crítica, comedia y un final abierto para que interpretes lo que quieras (yo me quedo con un final bastante positivo) es lo que nos ofrece "El irlandés". El hecho de que aparezca Liam Cunningham (Davos Seaworth en "Juego de Tronos", mi personaje favorito de la saga CdHyF) me da un punto extra a mí personalmente. Muy recomendable a pesar de la cagada de título español, one more time.